El multimillonario norteamericano Sheldon Adelson ha aterrizado en España y ha armado un buen revuelo con su megaproyecto de “Eurovegas”, volviendo a reavivar la eterna rivalidad entre Madrid y Barcelona.

El proyecto de Sheldon Adelson

Y es que el megaproyecto que propone Sheldon Adelson bien vale esa rivalidad renovada, un proyecto que va mucho más allá del aspecto lúdico que de forma simplificada se podría asociar en un primer instante a unas Las Vegas a la europea. Así, una vez terminado (allá por 2022) tendrá doce hoteles de al menos 3.000 habitaciones cada uno, todos de cuatro o cinco estrellas, lo cual supondría una docena de edificios de unas 40 alturas. Asimismo, habrá un gran centro de convenciones y otros equipamientos: por supuesto no menos de media docena de grandes casinos, pero también teatros, dos campos de golf (quizá más, dependiendo del espacio disponible) y un gran pabellón deportivo. Para poner todo esto en marcha será necesario invertir la astronómica cantidad de 17.000 millones de euros, lo que lo convertirá en la mayor inversión privada de la historia de Europa, un verdadero maná en plena crisis que llegaría a suponer el pleno empleo en la zona donde radicase finalmente el proyecto.

Más de 5 millones de visitantes extranjeros al año, un crecimiento del PIB para la Comunidad que lo acoja cercano al 5% y cerca de un 1% a nivel nacional, son argumentos más que suficientes como para apostar por esta propuesta de Sheldon Adelson y echar el resto por hacer realidad el proyecto.

Mucho se ha dicho sobre el proyecto de “Eurovegas”, con voces a favor y voces en contra. Entre los primeros se utilizan los argumentos económicos ya apuntados. Entre los segundos, se argumentan básicamente cuestiones morales por lo de lúdico que sin duda tiene el proyecto; una especie de “sodoma y gomorra” a la española, aderezado con argumentos que también pondrían el acento en las concesiones que por parte de la Administración Pública española deberían hacerse al tal Adelson. Por ello, para entender bien el proyecto y lo que supone habrá que hacer una serie de consideraciones previas y aclaratorias.

Por ejemplo, desde “PromoMadrid” (una empresa pública destinada a la promoción económica de la Comunidad de Madrid en el exterior y ha sido a través de ella como se han mantenido las relaciones habituales con Adelson) se desmiente tajantemente que se haya presentado entre las exigencias una larga serie de exenciones fiscales o un estatuto laboral especial para el complejo.

Sí es cierta, por el contrario, otra de las reivindicaciones del magnate Adelson que han llegado a la prensa: que se pueda fumar en los casinos. Esto, al fin y al cabo, no haría sino repetir lo que ya ocurre en la propia Las Vegas, donde está prohibido fumar en todos los recintos comunes como los restaurantes, pero no en los propios casinos.

Cambios en la legislación urbanística

Del mismo modo, serían necesarios algunos cambios en la legislación urbanística, pero no es algo que deba sonar tan extraño, ya que es un proyecto singular que, por tanto, tiene necesidades singulares, pero no es la primera vez que ocurre algo así. Ya se ha hecho en París con “Euro Disney”, en Cataluña para instalar “Port Aventura”, e incluso se hizo en Aragón para el proyecto fracasado que surgió en Los Monegros.

Por cierto, que planes fracasados como aquél o el que se pensó en Ciudad Real son otra de las rémoras de “Eurovegas” en la opinión pública, que recuerda esos proyectos y cree que éste podría correr una suerte parecida. Por eso es tan importante recordar una diferencia fundamental: en aquellos casos se trataba de promotores que tenían que captar posteriormente inversores; ahora promotor e inversor son la misma empresa, la cual es “Las Vegas Sands”.

Hay al menos tres desmentidos importantes más que remarcan desde la Comunidad de Madrid: el primero, que “Las Vegas Sands” haya pedido dinero público o avales de algún tipo, lo que es rotundamente falso. Probablemente, la única ayuda que pedirá la compañía son 25 millones de euros (de un total de 17.000) del “Banco Europeo de Inversiones”.

El segundo, que se esté pidiendo suelo público y gratuito: no sólo eso sino que Adelson y sus empresas tendrán que entenderse directamente con los propietarios, ya que la Comunidad de Madrid no está ni haciendo de intermediario ni mucho menos acumulando suelo para el proyecto.

Y el tercero, que es la conclusión de los anteriores: si llegase a Madrid, “Eurovegas” no le costaría ni un euro al contribuyente de forma directa. Obviamente, sería necesario reforzar algunas infraestructuras, pero los terrenos que se están barajando ya están razonablemente bien comunicados y, por tanto, las inversiones no serían muy cuantiosas.